Soy mexicana, vivo en París, tengo 35 años y me estoy recuperando de COVID-19
Hace doce años que vivo en París… Trabajo para una Start-up que me encanta, disfruto mucho salir con mis amigas, ir a conciertos y tomar vino o cerveza en bares y terrazas.
A inicios de marzo, todo el mundo hablaba del Coronavirus. Entre memes y cifras que aumentaban y casos cada día más cerca, seguí mi vida. Hasta que el día 14 de marzo anunciaron el cierre a medianoche de cines, bares y restaurantes, y la cuarentena para todos a partir del lunes 16. Una situación que se volvió aún más cruda y real cuando a la par inicié con síntomas de COVID el domingo 15. Y tuve miedo y me pasó incluso por la mente comprar el primer vuelo para irme a México. Quería estar con mi mamá y no estar sola.
Los síntomas son muy claros: Tuve fiebre, dolor de cabeza, cuerpo cortado, dolor de espalda a la altura de los omóplatos y dolores musculares. Me dolía la cabeza atrás de los ojos, tuve escalofríos y bochornos tan intensos que mi presión bajó. El miércoles me diagnosticaron Coronavirus.
Ese mismo día, solo una vez perdí el aliento y tuve miedo. Lo más difícil fue del jueves 19 al viernes 20 de marzo. El calor y dolor eran tan intensos que sentía el cuerpo y la cabeza arder y casi estallar por dentro. Me levanté varias veces a tomar agua y cuando me tocaba la medicina, y finalmente pude dormir. Mi cuerpo estaba cansado, no tenía hambre, perdí también el olfato. Y otra vez tuve miedo.
Hablo de ello porque después de 11 días me estoy recuperando. Porque hubiera preferido estar aburrida o viendo tonterías en redes sociales a estar enferma, porque me gustaría que la gente entendiera, porque fue una lucha dura. Se nota en mi cuerpo, está muy cansado.
Hablo de esto porque estoy joven y desearía que la gente joven en México se cuidara. Porque no me gustaría que nadie más pasara por ello. Espero, además, que después de este tiempo de sombra logremos ser más humanos y empáticos.
COVID-19 ALV
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